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Muy buenos días a todas, a todos. Saludo con respeto al Señor Licenciado Enrique Peña
Nieto, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. Al Señor Secretario de Educación Pública, Licenciado
Emilio Chuayffet Chemor. A mis compañeras y compañeros galardonados, tanto por su
persistencia y perseverancia por años de servicio que hoy son reconocidos o
aquellos que afortunadamente también son muchos los que todos los días han
acreditado en su desempeño profesional su compromiso por mejorar la calidad de
la educación. Saludo a todas y todos ustedes que en este evento
representan a sus entidades y que con ello representan a los cientos de miles
de maestros que están cumpliendo su responsabilidad frente a la Patria. Primero, por supuesto, felicitarlos porque hoy que la
República rinde homenaje a sus maestros, nos sentimos muy contentos señor
Presidente de que usted nos reciba en esta Residencia Oficial de Los Pinos, que
representa un simbolismo extraordinario que podamos convivir y compartir el pan
y la sal con usted y con los señores funcionarios de la Secretaría de Educación
Pública. Señores de los medios de comunicación Maestros, todos Hoy, 15 de mayo, es una fecha de enorme significado en el
calendario de México. Este día, en más de 100 mil comunidades de nuestro país
hay fiesta. Nuestros alumnos, los padres de familia y las instituciones de la
República reconocen y festejan a las maestras y a los maestros mexicanos. Día de encuentro, de reconocimiento y gratitud. Día en
que año tras año, confirmamos nuestra decisión para transformar la realidad del
país. La ignorancia, lo sabemos los maestros, es la cadena más
pesada que ancla la libertad de las personas; por ello, conectamos educación
con las realidades cotidianas para favorecer mejores niveles de desarrollo
humano. Pensamos y trabajamos para fortalecer el desarrollo
social porque estamos insertados, de manera natural, en lo más profundo de la
vida de cada mexicano. Influimos decididamente en la vida de cada comunidad y
al seno de cada familia. Hoy los maestros de México refrendamos nuestro carácter
como puente entre lo pasado y el porvenir. Consolidamos identidad y valores
nacionales sí, nutrimos la rica memoria histórica de la patria sí; pero somos
también generadores de cambios y portadores del futuro. Ni tradición olvidada, ni modernidad sin sustento. La educación es la opción. La economía, la política y la educación misma deben ceder
a las tentaciones de la mutua exclusión simplista para construir espacios de
contacto que enriquezcan el porvenir sobre la base de revalorar al hombre. El
ser humano es el objetivo, debe ser nuestro objetivo. A dos años de su muerte, estoy convencido que así lo
entendió Carlos Fuentes cuando dijo a los maestros mexicanos que la educación y
el magisterio serían para México el presagio de la noche eterna o el eterno
amanecer, según el horizonte que decidiéramos emprender. Las maestras y maestros de México, individual y
colectivamente, hemos escogido el horizonte del eterno amanecer. Honramos
nuestra vocación de servicio con pasión. Asumimos con orgullo nuestra
impostergable misión. Somos el ejército civil y civilizador de la patria. QUERIDAS MAESTRAS Y MAESTROS DE TODO EL PAÍS: Esta ceremonia refrenda el gran valor de lo que son y de
lo que edifican cada día. Reconocer y festejar a quienes se ocupan diariamente en
la tarea de enseñar y de construir la conciencia del país, es el sentido
profundo del Día del Maestro. Mujeres y hombres de bien, como quienes están presentes
el día de hoy, de servicio y de realización, son producto también de la escuela
mexicana. Fueron a su vez formados por profesores dignos, los viejos maestros
mexicanos, profundamente nacionalistas y orgullosos de su tarea. Durante su vida profesional, a pesar de que en ocasiones
se les ha negado esa calidad y sin importar campañas de descrédito, han
mantenido viva a la educación mexicana. Han realizado su misión incluso en
tiempos difíciles, de obscuridad, crisis y violencia. Siempre con
esperanza y la confianza en el porvenir. Sin su labor formadora, queridas maestras y maestros,
nuestra Patria no tendría los horizontes que, con las reformas, se le están
abriendo. Ese debe ser, en este tiempo, su gran orgullo. Con el aval de los hechos, reafirman su convicción de
mantenerse cercanos a los alumnos, a las comunidades, a las familias, a sus
necesidades. QUERIDAS MAESTRAS Y MAESTROS QUE HOY RECIBEN LAS MEDALLAS
POR 30, 40 O MÁS AÑOS DE SERVICIO: Decididos a una vida de servicio, se integraron al
magisterio, llegaron a sus escuelas y empezaron a ejercer su misión formadora.
Y con la misma determinación, siguieron estudiando y enseñando, crecieron y
ayudaron a crecer a los demás. Ustedes son ejemplo del orgullo que sentimos todos los
maestros de México. Frente a muchas generaciones han mantenido fresca su
pasión por formar a los niños y jóvenes en la rebeldía y en el futuro, en
convicciones y valores. Ustedes son historia viva del magisterio. Son la
evidencia contundente de que en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación están las mejores y los mejores maestros. Por supuesto que su labor merece reconocimiento, que su
esfuerzo debe ser valorado para que cada año tengamos más maestros como ustedes
que las escuelas de excelencia demandan en el país. Por maestras y maestros como ustedes, por su aportación
generosa a México y su vida de servicio… por todo eso podemos decir de manera
categórica: Ser maestro… ¡es un orgullo¡ ¡Felicidades queridas
maestras y maestros¡ No hay una sola comunidad que carezca de la presencia
insustituible del Estado en su responsabilidad y compromiso de educar. En nuestro trato cotidiano, somos parte de nuestras
comunidades. Se confunden quienes quieren ver en nosotros pasión sin reflexión.
Hemos dado voz a quienes sólo nos tienen a nosotros; lo hemos hecho por
compromiso y de manera solidaria, lo hemos hecho desde la razón y desde los
argumentos. Por ello sabemos que quitar a la información y a los
datos los rostros, desfigura y deshumaniza. Los trabajadores de la educación somos un gremio que hace
la lectura de los tiempos, que cuestiona ritmos y secuencias, pero sobre todo,
que propone respuestas elaboradas sobre la base del conocimiento. Sabemos que a cada generación le corresponde vencer
obstáculos, trascender y concretar ideales. Y este año 2014, la celebración del
15 de mayo se realiza en un contexto muy especial. Este año nos recuerda, señor presidente, lo ocurrido hace
50, cuando en 1964 nos dimos a la enorme empresa que quedó grabada en esto que
conocemos como el "Plan de 11 años”, por el cual se duplicó la matrícula,
se establecieron miles de escuelas, se dignificó la vida de los maestros
rurales dotándolos de aula y casa y, con el aporte de las maestras y de los
maestros intelectuales, se transformaron los programas de estudio y se
fortaleció la inmensa y permanente obra de lo que está vigente hoy: libros de
texto gratuitos. SEÑOR PRESIDENTE: Con las transformaciones en marcha, que usted
encabeza, nos hemos revalorado como mexicanos, como un pueblo con la
capacidad y la voluntad de unirnos en ideales, en grandes metas, en el alcance
de objetivos que hasta hace poco eran impensados. Con visión de Estado, lejos de buscar el aplauso fácil o
la inmovilidad ociosa, las reformas se instalan en un horizonte que supera la
miopía inmediatista. Por voluntad política, porque así lo demanda la sociedad
y porque es lo que más conviene a los intereses de la República, bajo su
conducción la generación de políticos que hoy están al frente de nuestro país
ha elegido el camino de las transformaciones para definir el perfil del México
del siglo XXI. Sabemos, porque nuestra materia de trabajo así lo enseña,
que los verdaderos logros requieren paciencia, pero sobre todo perseverancia,
claridad y amplitud de miras. Es indispensable que los distintos actores políticos y
sociales actúen con determinación para seguir construyendo los acuerdos y
consensos que se necesitan. Sin chantajes ni regateos, este es el momento de extender
la cooperación, el diálogo y el compromiso con la Nación. De actuar con
congruencia democrática. Señor Presidente, un México de derechos y libertades,
inclusivo, seguro y productivo, como usted lo ha propuesto, pasa por las
escuelas; la escuela requiere como el lugar donde se forman las conciencias,
los valores y las capacidades para construir una sociedad de éxitos. Concluyo diciendo que en este propósito y en este
espíritu está comprometido el Sindicato Nacional de trabajadores de la
Educación, haciendo su propio esfuerzo de transformación para servir de mejor
manera a los maestros y con ello servirle a nuestra patria. Muchas gracias por su atención.